martes, 2 de diciembre de 2008

NIÑEZ

                                                           PARABOLA DE LA NIÑEZ


hablar del niño es pronunciar la tierra
la tierra alta y llena de campanas
para olvidar la guerra.

Es como hablar de aromas de manzanas. 
Como encontrar la fiesta verdadera 
en la sonoridad de las mañanas. 

Es como aprisionar la primavera 
sin dejarla escapar de los rosales. 
Asirla fuerte y conservarla entera. 

Es retener la miel de los panales. 
La música redonda de los nidos. 
Es como hablar a Dios con los ideales. 

Es abolir los hombres perseguidos. 
Hacer y levantar todo el futuro. 
Es como hablar a Dios con los sentidos. 

Hablar del Niño es olvidar lo oscuro, 
y tomar la verdad iluminada 
por el perfume de su nardo puro. 

Es levantar con fuerza agigantada 
su bandera de niño sorprendido 
ante un mundo de sangre huracanada. 

Hacer que el campo cante conmovido 
su cosecha, su fiesta y su estatura. 
Y que duerma la pólvora su olvido. 

Que la ciudad se llene de blancura 
con palomas de alas musicales 
y con himnos venidos de la altura 

Con palomas de paz y de rosales. 
Con palomas de nardos requeridos. 
Es como hablar a Dios con los sentidos. 
Es como hablar a Dios con los ideales. 

Es olvidar los llantos conmovidos. 
Hacer que los claveles de la risa 
iluminen el día enrojecidos. 

Hablar del Niño es huir de la ceniza. 
De la muerte que es sombra destituida 
por el ángel del beso y la sonrisa. 

Es quitar hambre de su boca herida. 
Es borrar penas del rostro adolescente. 
Que su mano temblando ya no pida. 

Es darle al niño luz para su frente. 
Hacer su vida luminosa y clara. 
Soltar sus golondrinas en torrente. 

Ver la dicha subiéndole a la cara. 
Y sentirlo feliz con la ambrosía 
del verso que por él hoy se acitara. 

Es detener el milagroso día 
de la felicidad y del contento. 
Es como hablar a Dios con alegría. 

Es como aprisionar el sol y el viento. 
La mies del campo, la música que danza 
en mariposas de contentamiento. 

Soñar los días claros de bonanza. 
Los altos horizontes de una sierra. 
Es como hablar a Dios con esperanza. 

Arar el campo y suprimir la guerra. 
Tomar una campana y que su aroma 
sonore sus claveles en la tierra. 

Abrir el pecho azul de una paloma. 
Tomar un lirio, angelicar la rosa 
y embriagarnos el alma en su redoma. 

Abrir una ventana rumorosa 
para que el sol en ella se revierta 
con sus alas de tenue mariposa. 

Platicar con la aurora que despierta, 
sobre las golondrinas del verano. 
Olvidarse de tanta cosa muerta. 

Traer el mar entero en una mano. 
Y darle al niño el mar para su gozo 
hasta cansar su corazón temprano. 

Es como hablar a Dios con alborozo. 
Hablar con alegría y dar la idea 
de que el mundo es azul para el retozo. 

Es hacer que se olvide la pelea. 
Que el ángel de la paz encienda rosas. 
Y que en la tierra amarga de Corea 
vuelen de los fusiles mariposas. 
 FUENTE: http://hunnapuh.blogcindario.com/2005/07/00247-para-cerrar-el-articulo-sobre-la-ninez-de-jjmar.html                                                
                                                                           CAROL SANDOVAL 

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