viernes, 5 de diciembre de 2008

LA MENTE EN EL SIGLO XXI

LA MENTE EN EL SIGLO XXI

Para poder entender la mente en nuestros tiempos es importante observar la sorprendente evolución de la psiquiatría durante el siglo XX, como bien lo plantea Eric R. Kandel (Psiquiatría, psicoanálisis y la nueva biología de la mente. Cap. 2).

Anterior a la Segunda Guerra Mundial la Psiquiatría se basaba sólo en la descripción.

Durante el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial la Psiquiatría dejo de ser una disciplina medica para transformarse en un arte practico terapéutico, aplicando la introspección psicoanalítica la cual ofreció una perspectiva nueva de la riqueza de los procesos de la mente humana y revelaba que partes importantes de la actividad mental son inconcientes y difícilmente accesibles mediante la introspección conciente, es decir, durante la década de 1950 la psiquiatría académica abandono de forma temporal sus orígenes, basados en la biología y la medicina experimental para evolucionar hacia una disciplina centrada en el psicoanálisis y orientada hacia aspectos sociales que ignoraban al cerebro como órgano de actividad mental.

Este cambio es debido a diversas causas. Como la de suponer que la eficacia terapéutica de la introspección psicoanalítica resolvería no solo los problema de enfermedad mental si no también de enfermedades orgánicas psicosomáticas (asma, hipertensión arterial), causadas por conflictos inconcientes. Por tal motivo en 1960 la psiquiatría basada en el psicoanálisis constituía el modelo predominante de las universidades para estudiar todas las enfermedades mentales y algunas físicas.

Otra causa es debido a la maduración paulatina de las disciplinas que estudian el cerebro, como la neurobiología, la cual no estaba preparada ni técnica ni conceptualmente para estudiar la biología de la mayoría de los procesos mentales superiores y sus trastornos. Kart Lashley (1929) afirmo que la corteza cerebral era equipotencial lo que imposibilitaba el tratamiento de la conducta mediante un análisis biológico empírico.

En 1930 B.F Skinner desestimo las teorías neurológicas en sus estudios de condicionamiento operante para utilizar descripciones objetiva de actos observables.

Sigmun Freud 1954 abandono el modelo biológico por una totalmente mental que se fundamentaba en informes verbales de experiencia subjetiva.

Durante la evolución del psicoanálisis posterior a Freud, la disciplina dejo de ser una técnica de investigación limitada a un número reducido de intelectuales innovadores para convertirse en el marco teórico dominante de la psiquiatría disminuyendo la importancia de la NEUROCIENCIA.

En el periodo de 1950-1980 los psiquiatras como colectivo desdeñaron la investigación experimental, y en consecuencia el psicoanálisis inicio un declive con efectos perjudiciales sobre la psiquiatría.

La década de 1960 marco un punto decisivo en la psiquiatría con la aparición de los psicofármacos, por lo que en 1970 la psiquiatría se vio obligada a integrar la neurociencia, aunque solo fuera para comprender el funcionamiento de los tratamientos farmacológicos específicos permitiendo la modificación de la misma situándola nuevamente en el centro de atención de la medicina universitaria, favorecido por 3 factores:

1.-
Disposición de los tratamientos eficaces para las principales enfermedades mentales (Depresión y enfermedad maniacodepresiva).

2.- Definición de nuevos criterios validados clínicamente y objetivos para el diagnostico de las enfermedades mentales.

3.- Nuevo interés por la biología de las enfermedades mentales y en particular por la genética de la esquizofrenia y la depresión.

Desde 1980 se produjeron grandes avances en las disciplinas que estudian al cerebro, en especial por lo que se refiere al análisis de la distribución de los distintos aspectos de la función cerebral en diferentes regiones de este órgano. Por tal razón hoy en día los psiquiatras tienen una oportunidad nueva y única pues, los biólogos necesitan quien les aconseje en el estudio del funcionamiento mental.

Uno de los puntos fuertes de la psiquiatría, la psicología cognitiva y el psicoanálisis, reside en sus puntos de vista al poder indicar a la biología las funciones mentales que conviene estudiar para comprender por completo la biología de la mente humana. En tal interacción la psiquiatría desempeña un doble papel:

1.-
Buscar respuestas a las preguntas de su ámbito

2.- Plantear las preguntas conductuales que la biología necesita responder.

Marco común para la Psiquiatría y la Neurociencia

Gracia las innovaciones en neurociencia de los últimos años, tanto la psiquiatría como la neurobiología están en una mejor posición para aproximarse entre si, un acercamiento mediante el cual los conocimiento de la perspectiva psicoanalítica facilita una mejor comprensión del fundamento biológico de la conducta. Como primer paso en este artículo se define un marco intelectual diseñado para sincronizar la corriente de pensamiento psiquiátrico actual y la formación de futuros médicos con la biología moderna.

Este marco puede simplificarse en cinco principios que resumen la opinión actual de los biólogos en cuanto a la relación de la mente con el cerebro.

Primer principio. Todos los procesos mentales, incluso los procesos psicológicos más complejos, son consecuencia de operaciones en el cerebro. El principio fundamental de este concepto es que aquello a lo que nos podemos referir como mente es un conjunto de funciones llevada a cabo por el cerebro. Las acciones del cerebro están detrás no solo de las conductas motrices relativamente simples como caminar comer, sino de todas las acciones cognitivas complejas como pensar, hablar, escribir literatura y música o crear arte. En consecuencia los trastornos del comportamiento característico de las enfermedades mentales son alteraciones de la función cerebral, incluso en aquellos casos en los que sean evidentes que estas alteraciones tienen un origen ambiental.

Segundo principio. Los genes y las proteínas que codifican determina en gran medida el patrón de interconexiones entres neuronas cerebrales y los detalles de su funcionamiento. Por ello, los genes y, especialmente, sus combinaciones. Ejerce un gran control sobre la conducta. La conclusión de todos ellos es que la genética es uno de los principales factores que influyen en la aparición de las enfermedades mentales.

Tercer principio. Las alteraciones genéticas no justifican por si solas las variancias de las enfermedades mentales. Los factores sociales y de desarrollos también tienen una importancia fundamental. Del mismo modo que las combinaciones de genes afectan al comportamiento y la conducta social, y comportamiento y los factores sociales influyen sobre el cerebro al interaccionar con el para modificar la expresión genética y, en consecuencia, la función de las células nerviosas. El aprendizaje, incluso el que genera una conducta disfuncional produce modificaciones en la expresión genética. Por este motivo todo lo aprendido termina expresándose como naturaleza.

Cuarto principio. Las alteraciones de la expresión genética producida por el aprendizaje provocan cambios en los patrones de conexión neuronal. Estos cambios no solo contribuyen al fundamento biológico de la individualidad sino que, al parecer, son inducidos por los imprevistos sociales.

Quinto principio. Cuando la psicoterapia o la asistencia psicológica son eficaces y producen cambios a largos plazos en el comportamiento, cabe suponer que los consiguen a través del aprendizaje, provocando cambios en la expresión genética que modifican las fuerzas de las conexiones sinápticas y modificaciones estructurales que alteran el patrón atómicos de interacciones entre las neuronas cerebrales. A medida que aumenta la resolución de las técnicas de neuroimagen, debería ser posible llevar a cabo evaluaciones cuantitativas de los resultados de la psicoterapia.

Br. MARIA VIRGINIA PAREDES

No hay comentarios: